Llega ese delicado momento que conlleva toda cena de empresa, sí amigos, eso es, nos referimos a la post-cena.

La preparación es algo medianamente divertido, cotilleos por los pasillos, ¿dónde nos llevarán este año?, ¿qué te vas a poner?, aunque la gente está algo reticente a que llegue esa noche pero… ¿y al día siguiente? Eso sí que es para exclamar: ¡Tierra trágame! (no en todos los casos, claro)

La cena de empresa al principio fue fría, todo formalismos, un ¿qué tal te va? ¿Tu pareja? etc. pero cada vez se fue animando más la cosa, entre cerveza o vino y más tarde con los chupitos y las copas…. ¿Recuerdas todo lo sucedido? Eso es buena señal, no habrás hecho demasiado el ridículo si estabas consciente en todo momento. ¿Tienes lagunas? Mmm mal, muy mal, seguro que algún comentario impertinente has hecho, has hablado más de la cuenta o has intentado ligar con alguien que no debías.

No os preocupéis, esto es como en el instituto, serás la comidilla unos días, (bueno quizás meses o años si ha sido muy llamativo) pero se acabarán olvidando (esperemos). Y s no es así…. es que ya formas parte de la historia de la empresa, tanto para bien como para mal.

Lo mejor para que no te den tanto la lata con lo que haya pasado es tomártelo de la mejor manera posible, ya no puedes hacer nada, lo dicho, dicho está, así que no entres al trapo, procura evitar los comentarios y eso sí, la próxima vez… ¡Contrólate!

Sí por el contrario no la has liado, de igual forma te aconsejamos que lo pasado en la cena de empresa se queda en la cena de empresa, no vayas de gracioso con tu jefe pensando que sois muy amiguitos ya que hay que saber diferenciar los momentos, a no ser que tu jefe ahora te vea con otros ojos y te trate de diferente manera, pero aun así, recuerda que él siempre tendrá la última palabra sobre tu futuro en la empresa, por lo que si quieres conservar el empleo, es mejor que sigas manteniendo ciertas distancias.

Y hasta aquí nuestros comentarios sobre el después de la cena de empresa. Tranquilos, todos hemos pasado o lo tendremos que hacer en algún momento de nuestras vidas, es parte de “hacerse mayor”.